Eco! Cuando arrivo a casa...

Esta semana os habéis quedado sin película de domingo, mil disculpas, pero ha sido por una buena razón: ¡Me he ido unos días de viaje! De estas ofertas que encuentras, y de locura dices "pues me voy", y me fui. Jajaja. ¿Dónde? ¡Milán! Y de paso, vi también Verona. Así que, a cambio de la película, hoy os traigo un poco de foto-cotilleo, que no lo vamos a negar...  somos todos muy marujones, y estas cosas de vez en cuanto, están genial :)

He de decir... Que Milán se ve en un día (o dos). Quizás me quedaron mil cosas por ver, puede que si, pero lo básico, creo que lo vi todo. Aunque tampoco es que hubiese mucho tiempo, fue una escapadita de un par de días. El Duomo, las galerías Victor Manuel (pisarle los huevecillos al toro...), la plaza San Lorenzo y sus columnas (¡¡menudo ambienzado que hay de noche!!), los Naviglio (y eso, que ni fu ni fa, sólo vi el Pavese, y fue de día, se ve que es de noche cuando hay más vidilla), el castillo Sforzesco, el super parque Sempione que había detrás... Y nos quedamos con ganas de ver el cementerio (que dicen que está muy chulo). Solazo y calor el primer día... pero el domingo empezó a caer agua... que madre mia.

Ya que estabamos ahí, y sabiendo que ver Milán era algo rapidito, decidimos hacer otra escapada. La duda era Verona o Venecia. Ganó Verona (... era más barato, y más cerca). La verdad es que me gustó mucho, mucho. Las fachadas, los paisajes, el ambiente... no sé, todo. Por supuesto, fui a ver la casa de Julieta, y le toqué la tetuca a la estatua (que dicen que da suerte), y hasta le dejé un papelillo! A ver si... Jajaja. También vimos la tumba (que sin más... encima, en la otra punta!). La plaza del Erbe, la de Bra, con el teatro Arena (donde salió un espontaneo de una excrusión a cantar "opera", y quedamos todos alucinando... ¡¡qué voz!! ¡¡Qué acústica!! Genial.) y la torre Lamberti, desde donde se veía toda Verona. Fantástico.

Una cosa que tenía muy claro que quería comprar en ese viaje (además de muchas postales para mi colección), era una máscara (¡Me encantan! Me parecen mágicas, misteriosas, no sé...), así que me pasé por varios puestecillos (no creais que hay muchos, varios de souvenirs, y punto), y al final me enamoré de una en Verona. Era un estilo al que ya le había echado yo el ojo por internet, como de metal negro, finito, pero al ver el precio (y eso que ya lo veía venir...), pues me eché atrás... (y lo malo, es que ahora, estoy con el run run de "tenía que haberla comprado, pa una vez que voy..."). Pero, para quitarme el gusanillo, me compré una más normalilla, y un imán, del estilo a la que no me compré, jajaja. Además, de un llaverito que vi en el aeropuerto, y que claramente, tenía que ser mio... Sabéis por qué, ¿no? :)

Y, eso es todo amigos. ¿Me disculpáis entonces el haberos quedado sin peli? Jajaja.